Opinión de la Película «Escape Room» (2019)

Si eres muy fanático del cine entonces sabrás que enero es uno de los meses más flojos dentro del mundo cineasta. Una película asignada a este mes no es un punto a su favor. Lo mismo pasa, aunque a menor medida, con el mes de febrero. Algunas compañías de producción y distribuidoras suelen aprovechar estos meses para encajar filmes que gritan ‘éxito de taquillas’. Veáse Deadpool y, quizás aplicable a este año y mes, Glass de M. Night Shyamalan.

Escape Room salió para las masas el 4 de enero del 2019. Debo decir que la película estaba estipulada para meses antes pero, un accidente en un escape room real en Polonia, hizo que la empujaran. En el accidente hubo un incendio y cinco adolescentes perdieron sus vidas. El reajuste en el calendario se hizo por respeto a las jovencitas y sus familiares.

La película estuvo bajo la dirección de Adam Robitel (Insidious: The Last Key) y los créditos de escritura se los llevan Bragi F. Schut y María Melnik.

Seis extraños deciden participar en la dinámica de un cuarto de escape, bajo la promesa de que el ganador se llevará 10,000 dólares. Para ganar deben utilizar lógica, inteligencia, habilidades físicas e ingenio, aparte de trabajo en equipo y paciencia. Lo que no saben es que el juego es bastante «inmersivo», por decirlo de alguna manera.

Primera escena: un participante del juego cae en una habitación y ésta empieza a cerrarse. Funciona para abrir cuestionantes, crear tensión y la música acelerada ayuda bastante. No funciona porque el personaje está solo en la habitación pero está describiendo TODO lo que está viendo y haciendo, a veces hay que darle el beneficio de la duda a la audiencia.

Si la escena les gusta, hay una película completa que gira alrededor de ese concepto: es una película española y se llama La Habitación de Fermat.

Siguiente escena: un poco de fondo a la vida de tres de nuestros protagonistas durante los primeros días del Thanksgiving Break. Cada uno recibirá una cajita, la cual luego sabremos es la invitación para el cuarto de escape. Funciona porque empezamos a ver las aptitudes de los personajes. La cajita es especial, diseñada para abrirse mediante un método. Uno de los personajes utiliza videos de YouTube, otro decide golpear y maltratarla, mientras que otro personaje utiliza su inteligencia: dibujando esquemas, y aplicando el método de ensayo-error.
No funciona porque luego nos damos cuentas de que, en total, son seis personajes y no tres. Imagino que por cuestión de tiempo y edición, decidieron cortar (o no filmar) al resto. Pero cuánto me hubiese gustado ver la imagen completa.

Por obvias razones no seguiré describiendo y elaborando sobre escenas particulares, ya van entendiendo la estructura.

Escape Room es PG-13. Muchos la catalogan como Saw-para-todo-público. La verdad es que la clasificación me tenía escéptico, pero debo admitir que el equipo fue bastante creativo restringiendo los galones de sangre y las escenas torture-porn para que, a final de cuentas, más personas pudieran verla y darle un empuje en las taquillas.

Y, hablando de dinero, Escape Room tuvo un presupuesto de 9 millones de dólares.
A nivel mundial (para enero 21), había acumulado un total de 55 millones. Estas cifras pueden ayudar para la realización de una segunda parte. Y debo decir, la conclusión de la película permite esa posibilidad.

El filme cuenta con un elenco no tan conocido, quien más sobresale es Deborah Ann Woll, una actriz que ha dado la cara en algunas series de Marvel en Netflix (Daredevil, The Punisher, The Defenders). Junto a ella, Taylor Russell (Lost In Space), Logan Miller (Love, Simon), Jay Ellis (Insecure) y Nik Dodani (Atypical).

En conjunto, los actores hacen un trabajo pasable. Admito que el elenco está un poco estereotipado. Tenemos el personaje alfa, el indeseable, el gamer, veterana militar, una genio tímida, el cómico. Pero, como dije, en grupo hacen un trabajo aceptable. El diálogo es un poco forzado por ratos, otras veces un poco cliché. Pero esa culpa se atribuye más al guión que a los actores per se.

Disfruté mucho de Escape Room a decir verdad. Fue una película cuyo trailers aparecían sin cesar en mi feed de Instagram. Y, aunque es el tipo de película que suelo disfrutar, no tenía altas expectativas. A pesar de sus fallas, me gustó lo que vi. Debo admitir que al final la trama se desmorona y es una de las razones porque la han estado calificando negativamente en los medios. Por mi parte, prefiero ver el cuadro completo y, si disfruté mucho 80 minutos de una película no puedo dejar que los últimos 10-15 minutos dañen toda la jornada. Siempre hay excepciones, por supuesto.

En fin, Escape Room es una película pasable que quizás no vaya a satisfacer a todo el mundo pero que, con una cartelera desértica, es una sólida opción a la hora de ir al cine.

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