Siendo un niño de los 80/90s el género horror nunca fue desconocido para mi. Quizás controlado de cierta manera, sí; pero nunca desconocido en su totalidad. Prefería slashers como Child’s Play, Halloween o Friday the 13 y traté de evitar películas con elementos sobrenaturales y de presencia demoníacas como The Exorcist, The Omen y Poltergeist, aun cuando las disfruté a relativa temprana edad.
Otra película que evitaba era A Nightmare on Elm Street.
La premisa de que un ente atormentaba a un grupo de jóvenes dentro de sus sueños era algo de lo que no quería saber. Siempre he tenido sueños muy vívidos -aún de adulto- y pesadillas, ni hablar. Espero ya entiendan mi renuencia.
A pesar de que vi el remake del 2010: A Nightmare on Elm Street, nunca vi la original en su totalidad y decidí cambiar eso durante la noche de Halloween del 2020.
Escrita y dirigida por Wes Craven, A Nightmare on Elm Street nos presenta a Freddy Krueger, un hombre que asesinaba niños y que, después de evitar la cárcel debido a una tecnicismo, los padres de esos niños deciden tomar justicia por sus propias manos. Ellos dan con Krueger y causan un incendio en el que él muere.
Unos años más tarde, Krueger atormenta a los hijos de quienes lo asesinaron a través de los sueños. Si Freddy los alcanza a matar en sus pesadillas, de igual manera ellos perecerán en el mundo de los despiertos.
Robert Englund interpreta al clásico villano mientras que Heather Langenkamp, Amanda Wyss, Jsu García y Johnny Depp (su primera película, de hecho) interpretan a los jóvenes. Como muchas películas de horror, la actuación no es el punto más solido aquí.
A Nightmare on Elm Street me sorprendió, a decir verdad. No es una película que se puede considerar «buena» bajo los estándares modernos, pero se puede apreciar bastante lo que Wes Craven logró en la primera mitad de los 80s con este proyecto. También debo decir que la música de Charles Bernstein es excelente y la fotografía de Jacques Haitkin es muy buena.
La historia es un tanto simple, pero funciona dentro del género. El gran problema del filme es el final, pues carece de sentido si uno decide profundizar. El productor de la película quiso un final que diera apertura a secuelas y el desenlace más lógico escrito por Craven no daba cabida directa a continuaciones. Craven tuvo que ceder y ahí nace la escena final que conocemos.
Yo creo que A Nightmare on Elm Street es una película buena y que aportó mucho al género que conocemos hoy. Los efectos no superan el paso del tiempo, naturalmente; y, si ya la han visto, dudo que sea un filme al que quieran regresar. Si no la han visto y se consideran fan del horror, creo que la podría recomendar, aun solo sea para estudiar dichos efectos y ‘trucos’ de dirección en una época en la que muchos desconocen. 6.5/10