En el departamento de las películas se ve de todo, y no solo me refiero al género; hablo sobre los directores y productores que toman su trabajo con seriedad y cordura mientras hay otros que hacen exactamente lo opuesto…
Sobre esta «oposición» les hablaré hoy.
Kung Pow: Enter The Fist es una película que había visto más de una vez hace muchos años atrás, mayormente por elección grupal. Esto se debe a su alto contenido de «estupidez» que algunos consideramos «gracioso».
El tiempo pasa, uno envejece y algunas cosas dejan de hacernos reír… Vi la película nuevamente hace poco (para mostrársela a alguien y porque no encontrábamos otra cosa que ver en ese momento).
Me reí mucho, pero más por las memorias pasadas que por el material de la película en sí, el recordar esas escenas y volver a «disfrutarlas».
Pero bien, le hablaré un poco sobre ella.
Kung Pow: Enter The Fist trata sobre un hombre que busca venganza cuando, en su niñez, un maestro del Kung-Fu asesinó a sus padres.
Esta película fue hecha con poca seriedad, «for the laugh» dirían algunos. Les explico: es una película dentro de otra película; actores de nuestro tiempo son mezclados en filmes de artes marciales de los años setenta, como puestos dentro de producciones añejas.
Steve Oedekerk fue actor, escritor y director de la producción. Un hombre que incluso fue nominado a Oscar en la categoría de «Mejor Animación» por Jimmy Neutron: Boy Genius» (2001).
Se estrenó en el 2002, tiene una duración de 1 hora y veinte minutos y el presupuesto fue de unos 10 millones de dólares (increíble pero cierto).
En fin, la película es tan estúpida que, por supuesto, nos hará reír. Muchas escenas son cómicas a pesar de una trama superficial y personajes mal sincronizados (aunque adrede). Nada nos puede sorprender, veremos vacas luchadoras, ballenas en ríos, villanos con nombres de mujer y hasta una lengua parlante (por más raro que parezca).
Es una película para reírse de lo insólito y de lo idiota que pueden ser algunos productores norteamericanos. Una película que no tiene mucha razón de ser, pero que está ahí, para el disfrute del que quiera.