Esta es una película que nunca me llamó a la atención. Aún así intenté darle una oportunidad una noche que estaba con amigos y hermanos.

No esperaba mucho y tampoco ofreció mucho. La película no es mala -hasta la fecha, más de 200,000 usuarios la puntúan con un 7.1 de promedio en IMDB, eso es bastante aceptable- pero a mi no me sorpredió en lo absoluto. Real Steel lanzó todas las bolas que esperaba batear: Actuaciones pasables apoyadas en grandes efectos y acaloradas peleas entre robots boxeadores.

Puede considerarse una película familiar, tiene su sentido del humor y un mensaje bastante claro rondando la ética y la moral de las personas en distintas situaciones.

La trama no es tan mala -aunque abundan los clichés-. Trata sobre cómo el destino une a un hijo y un padre después de 11 años y sin ningún conocimiento previo el uno del otro. La película se ubica en el 2020 y no son hombres, sino robots los que dominan los cuadriláteros. Charlie Kenton, decide retirarse del deporte hasta que su hijo, a duros empujones, logra mantenerlo en la contienda.

Hugh Jackman no hace tan mal su papel y Evangeline Lilly (quien vimos en todas las temporadas de la conocida serie Lost) no defrauda aunque nos hace sospechar de su actuación en algunas escenas. El niño Dakota Goyo hace bien su trabajo, pero creo que desarrolla a un personaje que no será de agrado a toda la audiencia: arrogante, poco humilde y manipulador en exceso.

La música es muy buena, con canciones tanto de las bandas Limp Bizkit, Foo Fighters, Beastie Boys y The Prodigy como tracks de Eminem, 50 Cent, Timbaland entre otros, liderando este departamento estuvo el conocido Danny Elfman.

Los robots se ven muy bien y fueron grabados en muy buenos ángulos pudiéndose así percibir bien las consecuencias de cada golpe en sus corazas metálicas.

No le puedo quitar a Real Steel lo que se merece. No es una mala película, pero quizás al querer situarse a un público amplio limitó (irónicamente) sus posibilidades. Disfrútenla por lo que es, no esperen más de lo que van a recibir y… si, es imposible no pensar en Rocky algunas veces.