The Last Conversation es parte de la Amazon Forward Collection, una serie de historias que nos presentan perspectivas únicas mientras se utiliza ‘el final de los días’ como escenario. En esta colección también participan N.K. Jemisin, Blake Crouch, Andy Weir, Amor Towles y Veronica Roth.
Sin mucho preámbulo -y porque en mi última entrada ya les comenté un poco sobre Paul Tremblay (con un enlace a otra entrada más vieja)- diré que The Last Conversation no me gustó mucho.
Cuando lo acabé debatí internamente entre darle dos o tres estrellas (sobre cinco) y quedé en puntuarla con ⭐⭐🌠
Imagina que despiertas en una habitación extraña, sin memoria de quién eres, cómo llegaste ahí o dónde estuviste antes. Lo único que tienes es la desconectada voz de una mujer. La Dra. Kuhn está para ayudarte─físicamente, emocionalmente, psicológicamente. Ella te ayudará a recordar todo. Se asegurará de que reclames tu identidad perdida. Ahora bien, responde una sola pregunta: ¿Estás seguro que quieres saber?
La premisa es bastante interesante, algo que es usual en Paul Tremblay, pero la ejecución y el desenlace dejan mucho que desear. Algo también usual en este autor. Sus ideas son muy buenas, pero pierden combustible en el camino. Es algo de lo que con seguridad he hablado en otras entradas.
Aun con 56 páginas, The Last Conversation nunca tuvo combustible, el cuento se sintió mucho más largo y pesado.
“To forget is to lose something that was once yours, that was once of yourself. But how could one lose something as expansive as an ocean in a dusty corner of one’s mind? What if, instead, to forget is to open a door to a void; the memory is not retrievable because it is not there, was never there.”
The Last Conversation está escrito en segunda persona lo que me desorientó un poco y logró que no sintiera empatía por el personaje principal. El primer 75% del cuento es lento, aburrido y diría que tedioso. El final fue bastante bueno pero no salva al resto de la historia.
No tenía altas expectativas y aún así me sentí decepcionado. Léase bajo su propia discreción.