Extracto de la Novela de Ficción «La Torre Oscura III – Las Tierras Baldías» de Stephen King.-
La Vieja Estrella y la Vieja Madre eran unos jóvenes y apasionados recién casados. Pero un día tuvieron una tremenda pelea. La Vieja Madre (a la que en aquellos remotos tiempos se conocía por su verdadero nombre, que era Lydia) había sorprendido a la Vieja Estrella (cuyo verdadero nombre era Apon) cortejando a una hermosa joven llamada Casiopea. Hubo una auténtica pelea entre los dos, una pelea con tirones de pelo, arañazos en la cara y platos rotos. Uno de los fragmentos de vajilla rota se convirtió en la Tierra; otro, más pequeño, dio origen a la Luna; una brasa del fogón de la cocina se convirtió en el Sol. Al final tuvieron que intervenir los dioses para evitar que Lydia y Apon, en su furor, destruyeran el universo cuando apenas estaba empezado. Casiopea, la desvergonzada que había provocado el problema («Sí, claro, siempre es la mujer», protestarían las mujeres en este punto), fue desterrada para siempre jamás a una mecedora hecha de estrellas. Pero ni siquiera esto resolvió el problema. Lydia estaba dispuesta a empezar de nuevo, pero Apon era testarudo y arrogante («Sí, la culpa la tiene siempre el hombre», gruñaría cualquier hombre en este momento). Así que se separaron, y ahora se contemplan con una mezcla de odio y anhelo sobre las ruinas sembradas de estrellas de su divorcio. Apon y Lydia llevan tres mil millones de años separados y se han convertido en la Vieja Estrella y la Vieja Madre, el Norte y el Sur, todavía deseándose, pero demasiado orgullosos para buscar la reconciliación… y Casiopea sentada a un lado, balanceándose en su mecedora y riéndose de los dos…