Hace un tiempo reseñé la novela «Still Alice» de Lisa Genova y ahora me toca comentar brevemente sobre la adaptación a la pantalla grande, aquella que garantizó el primer Premio de la Academia a la veterana actriz Julianne Moore (además de un Golden Globe Award, un Screen Actors Guild Award, un Critics’ Choice Award y un BAFTA Award).
Alice Howland es el ejemplo perfecto de la estabilidad: una intachable carrera, un matrimonio envidiable y tres hijos diferentes pero independientes, responsables cada uno del futuro que les depara.
Todo marcha bien para Alice, aún cuando Lydia, su hija menor, opta por ser actriz y no estudiar alguna carrera profesional. Con apenas 50 años de edad, se puede decir que Alice todavía tiene mucho por delante… Pero es cuando la diagnostican con Early Onset Alzheimer’s Disease – Una versión prematura de la Enfermedad de Alzheimer.
Naturalmente, ya nada será igual para la familia Howland.
Still Alice se estrenó a finales del añ0 2014 en diversos festivales y a inicios del 2015 en los cines. Estuvo dirigida por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, quienes también adaptaron el guión. Richard Glatzer sufría de ALS y no podía hablar, se apoyó en una aplicación en su iPad para comunicarse. Falleció más tarde, el 10 de marzo del 2015.
Aparte de Julianne Moore, tenemos a Alec Baldwin, Kristen Stewart, Kate Bosworth, Hunter Parrish, Shane McRae y Stephen Kunken.
Irónicamente, la actuación es lo más flojo que tiene el film; a todos -con excepción de Moore, por supuesto- les queda grande sus respectivos papeles. Me habían hecho entender que Stewart hacía un aceptable rol, pero nos ofrece lo usual: una cara de cartón y emociones vacías. Baldwin fue una elección pobre y Bosworth no convence en lo absoluto.
Si tendría que elegir a alguien además de Moore, sería a Stephen Kunken, interpretó a un doctor de manera cálida y creíble.
Still Alice es una buena adaptación, bastante fiel al texto y con un drama digerible y sensible a pesar de las malas actuaciones del reparto. Por ratos es posible que se sienta un poco más larga de lo que realmente es (101 minutos) pero es un experiencia con las que muchos podrían identificarse, tristemente.
Creo que, en general, puedo decir que Still Alice tiene más cosas positivas que negativas, la recomiendo aún no siendo una adaptación espectacular. El libro es más rico en detalles y más directo al mostrar sentimientos. Pero si se quiere una zambullida y no una extensa clase de natación, pues el formato visual es el más adecuado. 6.5/10.