A.C.O.D. son las siglas de Adult Children of Divorce, un término psicológico utilizado exclusivamente en esta película.
Más que una trama, presenta más bien una situación típica de una serie de veinte minutos pero en una versión más alargada (y sin las pistas de risas). Tenemos a Carter, un joven que aparenta tener una vida equilibrada pero que, en realidad, ha cargado un trauma producto de la separación de sus padres cuando era un niño -y de la manera en que éstos lo trataban antes y después de la separación-. Ahora su hermano Trey pretende casarse y Carter, al intentar juntar a sus padres para que todo salga bien en el evento, se ve en medio de un problema mayor.
Decidí ver esta película no por el título, no por la trama, no por referencias, sino por un elenco de primera compuesto por veteranos como Richard Jenkins, Catherine O’ Hara, Jane Lynch y Amy Poehler. Entre los más jovencitos están Adam Scott (quien interpreta a Carter), Mary Elizabeth Winstead, Clark Duke, Valerie Tian y Jessica Alba.
Desafortunadamente debo decir que el elenco no pudo hacer nada para que A.C.O.D. fuera memorable. Los veteranos hicieron un buen trabajo y me decepcionó ver a Amy Poehler en un rol menos cómico al que estamos acostumbrados. Adam Scott ejerció un papel aceptable y Mary Elizabeth Winstead se ve cada vez más bella en pantalla. También dio gusto ver a Jessica Alba después de tanto tiempo (aunque en un rol menor).
La película es bastante corta (88 minutos), tiene sus buenos momentos y opino que el final ambiguo fue un buen toque.
Creo que su falta de éxito se puede atribuir en gran parte al director Stu Zicherman, después de todo es apenas su primer largometraje… Además, co-escribió el guión.
No odié la película, de hecho me entretuvo un buen rato pero A.C.O.D. es un film que tendría que pensarlo bien antes de recomendarla.