Cómics: Opinión sobre Suicide Squad Rebirth: «The Black Vault» de Rob Williams (2016)

The Suicide Squad ha sido una de las franquicias más impredecibles y caóticas de DC Comics, y el arco The Black Vault en Suicide Squad: Rebirth (2016) es un ejemplo perfecto de ello. Bajo la pluma de Rob Williams y con el arte espectacular de Jim Lee y Scott Williams (colores de Alex Sinclair y letras de Nate Piekos), este primer arco de la era Rebirth sumerge al equipo en una misión que rápidamente se convierte en una pesadilla de proporciones colosales.

Amanda Waller, la mente maestra detrás de Task Force X, envía a su equipo de criminales con bombas implantadas en la cabeza a una misión en Siberia. Su objetivo: recuperar un artefacto misterioso de una nave estrellada. Como era de esperarse, la operación se complica cuando descubren que el objeto en cuestión es el «Black Vault«, una prisión extradimensional con un prisionero muy peligroso.

La apertura del Black Vault desata una onda de energía psíquica que afecta las mentes de los miembros de The Suicide Squad, empujándolos al borde de la locura. Harley Quinn, Deadshot, Katana, Killer Croc, Boomerang y Enchantress se enfrentan no solo a los peligros externos, sino también a sus propios demonios internos mientras intentan sobrevivir en un entorno que se vuelve cada vez más hostil. La historia juega con la psicología de los personajes y cómo reaccionan bajo una presión extrema, un aspecto que hace de este arco algo más que una simple misión de acción.

The Black Vault establece el tono para lo que sería una nueva etapa del Suicide Squad en la era Rebirth: misiones suicidas, traiciones, locura y acción desmedida. Si bien la historia no es la más profunda de la serie, cumple con ofrecer un cómic lleno de adrenalina y momentos memorables. Para los fans de la franquicia y aquellos que disfrutan de historias de acción sin frenos, este arco es una lectura obligatoria.

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