El portero es un hombre solitario,
viste diferente y tiene el poder de usar ambas manos.
Vive confinado a su cárcel de cal.
Su papel es dramático… Se juega a ser el héroe o el villano de cada partido.
Si el delantero con la salsa de sus goles es el chef,
entonces el portero es el cocinero de la parte de atrás,
con sus inverosímiles atrapadas.
Y es que, si los goles son la salsa; las atrapadas son el sazón.
La materia prima del deporte son esas especias y aromas añadidos al balón.
Y qué satisfacción da ver las caras de los delanteros,
esos rostros de incredulidad, rabia y desolación al errar un disparo.
Sé que en esos rostros, más que de culpabilidad al fallo,
hay cierta admiración hacia nosotros.
Si el entrenador es el padre del equipo,
el portero es la madre…
Es quien cuida la casa,
el responsable de que todo permanezca en su lugar.
El jugador sobre el cual se edifica el dibujo de la escuadra.
El verdadero número 1.
No importa la categoría,
no importa la competición,
el portero es parte de la belleza del fútbol.
Los porteros funden la pasión de un sector del campo,
y al mismo tiempo alumbran de alivio y esperanza a la otra parte.
Sin el portero… simple y llanamente el fútbol no es fútbol.
gran poema me das orgullo de ser el uno de mi equipo erick
ser portero es un orgullo y tu lo plantas en plabras todas las atajas q hases si acaso seas portero
Les comparto mi poema, . . .
EL FUTBOL: JUEGO CELESTIAL DEL HOMBRE
Domingo la cita,
lugar un estadio,
fila de taquilla
pesado calvario.
Estando en la grada
no te importa nada,
que suenen cornetas,
matracas, trompetas.
Disfrutamos juntos
¡el juego del hombre!,
lucen los conjuntos
vistoso uniforme.
Once contra once,
el fut es romance,
la de gajos rueda
en cancha de seda.
El sudor la riega
en sana refriega,
al balón botines,
puntapiés afines.
La defensa luce,
la media se crece,
un buen delantero
encara al portero.
¡La malla se mece!,
¡la gente enloquece!,
¡la magia del fútbol!,
¡se ha metido un goool!
Anotarlo es clave,
bendita esa llave,
el tanto es pedido
en cada partido.
No basta jugarlo
pues hay que ganarlo,
triunfar con honor,
no hay nada mejor.
Dura es la batalla,
la pasión estalla,
mas hay un principio:
¡que se juegue limpio!
El árbitro pita . . .
principio, el final,
marcará cerquita
imparcial penal.
Las porras se cimbran
a cada momento,
aplauden, corean,
acción y talento.
¡Un gran cabezazo!,
¡un tiro al larguero!,
¡bonito chanflazo!,
¡lance del arquero!
¡Deporte el más bello!,
¡que ganas, que entrega!,
el fútbol se juega . . .
también en el cielo.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, Distrito Federal, a 15 de marzo del 2006.
Si Dios quiere, este bello poema rodará, rodará y rodará
por el mundo, . . . como si fuera un balón de fútbol.
Dedicado a Don Angel Fernández Rugama (QEPD)
Reg. Indautor No. 03-2006-050413132300-01
¡WOW! ¡¡¡Excelente!!!