Dudo que alguien no haya, al menos, escuchado el nombre de Leo Messi. Actualmente considerado el mejor jugador del mundo (y que conste, esto no lo digo yo), esto lo afirman diversos organismos deportivos, varios jugadores, directores técnicos y la prensa.

Messi actualmente juega para el FC Barcelona (primera división de España) y para la selección de Argentina (país natal).

Tiene 3 años consecutivos ganando el Balón de Oro -que vendría siendo el MVP  para el Fútbol Europeo-.

Pero bien, no elegí a Messi como personaje del mes por sus proezas actuales, más bien por la historia que se esconde detrás de su fama y sus habilidades. Ese pasado incierto que, cuando niño, casi lo aleja del deporte.

Messi juega desde los 5 años de edad, siempre siendo un prodigio con el balón, pero algo extraño estaba sucediendo, todos sus compañeros estaban creciendo en estatura y Messi se quedaba pequeño. A las 11 años, fue diagnosticado con un una deficiencia de la hormona de crecimiento, algunos equipos locales se interesaron en el desarrollo del joven jugador (principalmente un equipo de primera división de Argentina, Club Atlético River Plate) pero ninguno poseía recursos suficientes como para pagar el tratamiento (unas inyecciones diarias que rondaban los 900 dólares mensuales).

Por suerte, un directivo del FC Barcelona que se encontraba en Argentina quedó impresionado con el pequeño jugador y pudo arreglar un viaje hacia España para Messi y su padre. El Barcelona también fue impresionado y Messi fue fichado por el conjunto. Ellos se comprometieron a pagar el costoso tratamiento si lo mudaban a España para desarrollarse. Fue una decisión difícil, pero la familia decidió trasladarse a Europa y Messi inició a desarrollarse en los equipos juveniles del conjunto.

…y ya, al menos, sabemos como se ha desarrollado la historia que aún no tiene un final.